Y mucho mas, porque el último día terminamos con una explosión de templos y palacios que demostraron que esta ciudad es sin duda un gran centro de la historia japonesa. El templo Kinkakuji, por su famoso pabellón dorado, el Castillo Nijo, el mercado de comida Nishiki, el Templo Ginkaku-ji con el pabellón plateado y el Paseo del Filosofo. Muchas cosas y todas muy bellas.
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